A poco de culminar este 2015, queremos encarar el próximo año con el desafío de darle continuidad a este espacio, como otras veces lo hemos intentado. Pero existen circunstancias que muchas veces obstaculizan poder llevarlo adelante.
La idea es que diariamente pongamos a disposición de ustedes no sólo artículos regionales, nacionales e internacionales reflejados en los medios alternativos de comunicación y que prácticamente están ocultos en los grandes medios.
Humildemente vamos a intentar hacer un aporte con apuntes sobre la realidad de Rufino y la zona, con la posibilidad de que sea un disparador de debates y no la verdad revelada.
Además queremos aportar otros soportes a la lectura, como videos y audios.
Como siempre, reflejando temas como medio ambiente, género, derechos humanos, pueblos originarios, luchas sociales y políticas, entre otros.
Se viene un período que no será nada fácil, ya estamos viendo las primeras señales de ello. Y nos plantea el desafío de estar más alerta que nunca.
Excelente 2016 a todxs!!!!
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jueves, 31 de diciembre de 2015
MUNDO PRO: UN LIBRO SOBRE LA POLITICA VISTA EN COLOR AMARILLO
Por Nicolás de la Barrera
Mundo PRO. Anatomía de un partido fabricado para ganar, es el nombre del libro que los investigadores de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Sergio Morresi y Gabriel Vommaro, junto a Alejandro Bellotti, escribieron con una sola meta: dar a conocer la génesis y generar una radiografía actual del partido político que, de la mano de Mauricio Macri, llegó a lo más alto del poder en la Argentina.
A pocos días de la asunción del nuevo Presidente, el politólogo Sergio Morresi habló con La Revancha (FM La Tribu) sobre lo que se muestra a la vista de todos y también de lo menos conocido del universo PRO.
-¿Por qué la estética del PRO se impone en la política argentina?
"SI EL PROBLEMA ES EL NARCOTRÁFICO, EMPECEMOS POR LOS NARCOTRAFICANTES QUE LLEVAN UNIFORME"
Por Nicolás de la Barrera
La decisión del gobierno de Mauricio Macri de declarar la emergencia en materia de seguridad a nivel nacional no generó demasiadas reacciones encontradas. Como se esperaba, la iniciativa fue celebrada dentro del oficialismo y por los gobernadores.
No necesitamos llegar a este punto para saber que el macrismo tiene una linea muy clara en relación a la seguridad. Sus causas, sus consecuencias y especialmente qué es la seguridad, que no está relacionada con la seguridad social de la vivienda digna, del trabajo sin precarización. La inseguridad, para el nuevo gobierno, es la de aquellos que delinquen sin contemplar absolutamente nada que no sea el pago por el delito. Y con ello se abre la puerta de la represión. No es casual, desde esta óptica, que sea Patricia Bullrich quien conduzca la cartera en esta materia, teniendo en cuenta su trayectoria.
Para encontrar voces en contra de la medida es necesario orientar los sentidos en la dirección de las organizaciones sociales. Allí se encuentra María del Carmen Verdú, referente de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), quien describió la medida como una profundización de la “militarización en los barrios”, dijo Verdú, en una entrevista con La Revancha (FM La Tribu).
“Cuando se declara la emergencia en un área determinada, por ejemplo cuando hay una inundación, de lo que se trata es, como dice la propia ministra (Patricia Bullrich) de manera muy solapada, de dotar al Poder Ejecutivo de herramientas que escapen a los canales habituales para la asignación de partidas presupuestarias”, explicó la dirigente de CORREPI,
Para Verdú, la declaración de emergencia decretada la semana pasada, tras una reunión de Bullrich con el Consejo Federal de Seguridad implica “más militarización en los barrios, más despliegues de distintas fuerzas en los territorios, mayor armamento y capacidad ofensiva de un aparato represivo que además ahora se plantea no ya dentro de un distrito particular como ocurría con la provincia de Buenos Aires bajo la gestión de (Daniel) Scioli, sino que abarca a todo el país”.
#NIUNAMENOS: QUE CADA QUIEN ES CADA CUAL
Por Noor Jimenez Abraham* / Foto por En La Vuelta
Año tras año, el Encuentro Nacional de Mujeres es el hecho mediático masivo más invisibilizado. Por eso, la marcha del 3 de junio es histórica. Estuvieron las que antes no salían a la calle, las que miraban con recelo a las que luchaban. Estaban ahí, por los derechos de todas.
“Se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar” se escucha en los Encuentros Nacionales de Mujeres que se desarrollan desde hace 30 años en Argentina. Cada octubre, federalmente, una ciudad distinta del país recibe por los tres días que durará la convocatoria más invisibilizada de Argentina, a miles de mujeres que atraviesan la incomodidad de autogestionarse la modificación de sus vidas.
Por eso, #NiUnaMenos está precedida por centenares de vacas sagradas que confluyeron para gestar un 3 de junio de 2015 histórico. Son las amas de casa, obreras, profesionales, estudiantes y todas las manifestaciones que caben a las mujeres, que decidieron romper las barreras de las distintas formas de sometimiento para militar por los derechos de todas en una experiencia que es única en el mundo.
La punta del iceberg de la violencia hacia las mujeres que es el femicidio pero que tiene una base grande, dura, pesada y que está oculta, irrumpió en la superficie para empezar a disolver las estructuras que la sostienen. Su gestación fue lenta, interna, como un volcán, de a poco, de a muchas, con calor.
La historia
La invisibilidad de los Encuentros Nacionales de Mujeres en los medios de comunicación masiva y así en el conocimiento popular, también fue viendo crecer otras manifestaciones: la Marcha de las putas, contra el acoso callejero; la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito; las de las organizaciones contra la trata de personas, que interpelan al compromiso de la sociedad en la demanda sexual; las redes de periodistas en pos de un relato inclusivo, con decálogos que recomiendan coberturas con mirada de derechos humanos para temas de violencias hacia las mujeres.
Y como en los Encuentros Nacionales, el 3 de junio se vio a muchas, muchas mujeres, de esas que siempre militan; ellas suelen llorar, gritar, aplaudir, hacer sonar sus silbatos, sus parlantes, bailar, pintarse el cuerpo, llevar sus pañuelos verdes para manifestar a favor del aborto, hacer arte popular en todas las manifestaciones en las que aclaman por sus derechos. Esta vez, sobrepasando las dimensiones de otras experiencias en cuanto al público que las contemplaba, lo hicieron frente a los ojos de otras tantísimas más que desconocían la lucha y se asombraban con emoción al descubrir ese mundo militante.
Y también como en los Encuentros Nacionales de Mujeres, muchos hombres acompañaron, con su presencia, con su mirada mezcla de escozor y de autocrítica, al igual que los niños y las niñas que van allí porque sus madres son sus primeras y esenciales cuidadoras y realizan parte de sus actividades como las canguras, y también porque así nacen las nuevas masculinidades y femineidades.
Los Encuentros Nacionales de Mujeres son una experiencia transformadora, es el #NiUnaMenos por tres días y 24 horas, sumada a la preparación previa por conseguir recursos para viajes autogestionados y los debates en las más de 50 comisiones de trabajo. Las mujeres entonces, arman sus redes, para viajar, para comer, para hacer política, para luchar.
La militancia
“Qué momento, qué momento, /a pesar de todo /les hicimos el Encuentro”, dice otro de los cánticos en alusión directa a la resistencia que suelen presentar los gobiernos locales ante la posibilidad de que una horda que usualmente se aproxima a las 30000 personas analice los casos por los que ese punto fue elegido por las situaciones de violencia acontecidas con respecto a mujeres en esa zona.
“Allí vienen esas locas, que rompen y ensucian, esas putas”, suelen retratar los medios vernáculos, por temor a las que escriben las vidrieras, sus cuerpos y las veredas, con consignas contra los parámetros de belleza obligatorios y que reclaman por los derechos de mujeres judicializadas como Romina Tejerina.
“Si el Papa fuera mujer, / el aborto sería ley”. Entonaciones con las que se alude al debate pendiente, ése que es el más difícil, porque es el que nunca se da y que alude a la intromisión de la Iglesia Católica en los asuntos que son transversales a la salud, los géneros y la política.
La militancia de las mujeres que atraviesan la incomodidad de querer ser libres y que como punto unificador podría resumirse en el Encuentro Nacional de Mujeres, y la mirada de algunos hombres, también, que las escoltan en las tradicionales marchas de la tarde del domingo. Ellas todas salen con pancartas, consignas, expresiones callejeras, manifestaciones corporales. Ellas pasan y ellos observan en un cortejo de costado, algo temerosos, pero también con admiración.
La transformación
Nadie vuelve de esa experiencia tal como fue la primera vez, porque transforma de pies a cabeza, y hermana a congéneres con el desafío a un patriarcado que se había empecinado en enseñarles que no podían confiar las unas en las otras.
Los Encuentros Nacionales de Mujeres interpelan a los modos patriarcales, son plurales y horizontales, se debate, no se vota, se llega a consenso y son verdaderamente democráticos. Hay lugar para la pluralidad de las representaciones y se escuchan todos los reclamos, porque como lo dice su lema, “El Encuentro somos todas”.
Las mujeres que concurren a los Encuentros Nacionales desconocen patrones culturales que pretenden someterlas, y lo refuerzan en cada pintada, en cada grito de su consigna “Mujer bonita es la que lucha”. Sin dudas, el 3 de junio será tomado como un punto de inflexión en el reclamo por los derechos de las humanas, tal vez, hasta para agregar a las efemérides, junto al 8 de marzo y a otros días de concientización sobre vulnerabilidades.
El día después
¿Qué pasa entonces ahora que popularmente el discurso sobre violencia de género ha sido aceptado? ¿Cómo serán los posicionamientos frente a este nuevo paradigma? Porque de verdad pareciera que se establece un punto de inflexión en la conciencia social, pero también es factible que se corra el riesgo de vaciarlo de contenido si no se ancla en esa historia social previa que ha parido –término que también analizan las feministas en cuanto a la maternidad obligatoria- manifestaciones como la de #NiUnaMenos.
Antes las víctimas temían estar solas en sus denuncias, pero ahora ¿habrá quienes querrán adueñarse de sus reclamos?, ¿cómo se adjudicarán el derecho de hablar por ellas? La oscilación de un extremo al otro es una de las posibilidades: de la invisibilización a la frivolización en una sola foto, porque es lo políticamente correcto, y nada más.
La poca fundamentación del tema, que sea tratado mediáticamente en forma masiva y sin conocimientos, puede llevar a perjudicar los buenos propósitos. Parafraseando a Joan Manuel Serrat, sería como un: “…Vamos bajando la cuesta que arriba en la marcha se acabó la fiesta”.
La convocatoria #NiUnaMenos ha sido una instantánea que plasma algo de la historia de los movimientos antipratiarcales que desde hace mucho tiempo se militan en el país, sin distinciones de partidos políticos, espacios, géneros, edades, situaciones sociales, etnias. La imagen recorrió el mundo y atravesó las sensibilidades. Movió estructuras. La militancia es de seguro que va a seguir, como lo hizo previamente, con este recorrido.
Las demás personas, ahora, ya despiertas, no podrán alegar desconocimiento. El próximo paso será trascender la plaza, dar vida a la foto y modificar las realidades, desde las casas, las calles, las escuelas y las oficinas. Y que se vuelva costumbre, para que, nuevamente parafraseando a Serrat, no se cumpla lo de tantas veces y sea solo un: “Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual”.
*Doctora en Ciencias de la Comunicación Social
SIN RECONCILIACIÓN NI REVOLUCIÓN ALEGRE EN ROSARIO
por Juan Pablo Hudson*
Un repaso por el estado de situación de la ciudad de Rosario respecto de los hechos violentos. Próximo a cumplirse cuatro años de los asesinatos de Jere, Mono y Patóm por parte de una banda narco en el Barrio Moreno, qué pasará con la sociedad friendly que propone el macrismo, al parecer, sólo en las palabras.
La noche de navidad en Rosario dejó cuatro asesinatos. Horas más tarde, en la madrugada del 26 de diciembre, mataron a un joven de 26 años desde un automóvil; en simultáneo, una joven perdió la vida y otra permanece con muerte cerebral después de que chocara el auto en el que se encontraban supuestamente escapando de un control policial. La noche del 25 sumó una feroz balacera a seis personas en el barrio Santa Lucía, en la zona oeste de la ciudad. Dos de los heridos se encuentran en estado reservado en hospitales públicos. Finalmente, ese mismo día falleció Roberto, un vendedor ambulante molido a palos en una comisaría después de que lo levantaran arbitrariamente en la calle.
La enumeración de asesinatos y heridos con armas de fuego en el marco de los festejos de la navidad destroza cualquier imagen de pretendida alegría y pacificación de la sociedad después de la asunción de Mauricio Macri en la nación y de Miguel Lifchitz en la provincia de Santa Fe. La tapa de los diarios (la del domingo de La Capital sobre el flamante sistema de bicicletas públicas es antológica), las noticias alegres que desde el 10 de diciembre comunican las radios, no logran ocultar una grave conflictividad que viene en ascenso en los últimos –al menos– cinco años en ciudades como Rosario, Santa Fe, Córdoba, Comodoro Rivadavia, ciertas localidades del conurbano bonaerense y Mendoza. El kirchnerismo dejó una economía estable, con altos niveles de consumo, aun después de la caída de los índices generales de 2012, pero no una sociedad pacificada o, bajo el lenguaje pro, friendly. Venimos alertando desde múltiples sectores sobre tipos de violencia que en su convergencia hacen crecer súbitamente los asesinados en los barrios populares. Se han consolidado subjetividades que, lejos de alguna mediación comunitaria o institucional, toman las armas para dirimir lo que sea, incluido lo que antes se consideraba una nimiedad.
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