Con un discurso que tuvo mucho de historia personal y familiar, su frase más polémica fue “si quieren acabar con el kirchnerismo, ¿por qué no compiten con Cristina?”, que muchos interpretaron como un guiño a la reelección, haciendo que toda la oposición ponga el grito en el cielo.
Si bien las figuras del acto fueron las de la juventud (Mayra Mendoza, Juan Cabandié y Máximo fueron los oradores), el contenido central estuvo dirigido a un mensaje muy claro: “cuidemos todos a Cristina”. Por eso también contaron con la presencia del secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli; el titular de la cámara de Diputados, Julián Domínguez; los diputados nacionales Edgardo Depetri, y Diana Conti; el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri y el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, entre otros.
El lema del acto “irreversible”, ilusionó a muchos oficialistas con un “kirchnerismo puro” que fue el que dio la mística a esa juventud con las banderas de los derechos humanos, el matrimonio igualitario, no reprimir la protesta social, o el “enfrentamiento a las corporaciones”. Sin embargo, si repasamos el discurso no fue exactamente un discurso para la juventud: la interpretación que hicieron propios y ajenos es que lo que hay que defender ahora es el “cristinismo”.
No estuvieron ausentes las internas que se vienen suscitando en este espacio, producto del giro del gobierno en la respuesta a la protesta social. Máximo afirmó tranquilo “Aprendí, y me costó mucho tiempo, aprendí a no enojarme, a respirar hondo y a pensar que no hay que mirar a los que se van”. Sin embargo, luego tuvo un gesto hacia uno de los sectores que viene haciendo públicas sus críticas al gobierno, cuando saludó “la cancha de Ferro de los compañeros del Movimiento Evita también”. El pasado 22 de Agosto esa organización hizo su propia convocatoria en Ferro lanzando como candidato presidencial a Taiana. Dos de los más reconocidos referentes de La Cámpora, el “Cuervo” Larroque y Álvarez, vienen de respaldar como una “gestión exitosa” y un gran ejemplo de compromiso el accionar de Sergio Berni. Y lo hicieron apenas un mes después de que el diputado Leonardo Grosso del Movimiento Evita declare en twitter que "Berni debería explicar por qué hace todo lo contrario a lo que hacía Néstor. Dos días de represión a obreros y los medios progres no dicen nada". A esto hay que sumarle las ultimas editoriales de Horacio Verbitsky en Página 12 denunciando la infiltración de la gendarmería en las protestas de Lear, con duras críticas a Sergio Berni.
Si bien la mención a los sindicatos oficialistas fue un ausente en los discursos, Máximo criticó a los “dirigentes sindicales devenidos en empresarios, que agotada su representación política en la sociedad vuelven a apostar a la violencia y al miedo”, en referencia a los recientes dicho de Barrionuevo sobre posibles “estallidos sociales”. Es comprensible que esa haya sido la única referencia a los sindicatos, cuando uno de los aliados fuertes del kirchnerismo es Pignanelli del SMATA, sindicato que viene protagonizado actos patoteriles contra los trabajadores de Lear que enfrentan los despidos y suspensiones y que también se los vio en el palco del congreso agrediendo al diputado nacional Nicolás del Caño.
Si bien cumplieron el objetivo de hacer una demostración de fuerzas reuniendo a toda la militancia juvenil del país, también se expresó la debilidad del kirchnerismo que aún no tiene un candidato presidencial definido. Aunque Máximo se empeñó en afirmar que “no hay apellidos milagrosos”, la insistencia en la figura de Cristina como único liderazgo y su propia aparición como nueva figura, lo hizo poco creíble. La Cámpora, que se caracterizó por integrar muchos de sus miembros en puestos del estado, hoy parece estar acorralada en el verticalismo alrededor de Cristina y sus decisiones. Avanza la cuenta regresiva al 2015, y con ella la incertidumbre de los destinos de una juventud nacida al amparo del estado, que hoy es la única “fuerza propia” con la que parece contar Cristina.

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