Escrito por Leonardo Nuñez
La tragedia ocurrida en la fiesta electrónica en Costa Salguero puso en agenda de los grandes medios la compleja problemática que gira en torno a las drogas: en ella convergen aspectos como el consumo, la distribución, el narcotráfico a gran escala y la acción u omisión por parte de organismos de control. El psicólogo social y director de la ONG Vínculos, Horacio Tabares, analizó el contexto y las alternativas que tienen los jóvenes víctimas de este flagelo.
A tan sólo días de la tragedia en la fiesta de música electrónica “Time Warp” en Costa Salguero de Buenos Aires, en la que murieron cinco jóvenes por efecto de la ingesta de drogas llamadas “de diseño”, el debate social sobre el consumo de estupefacientes principalmente por parte de los jóvenes reflotó en la sociedad y a través de los medios de comunicación.
Históricamente, el tratamiento del tema llevó a simplificar la problemática en dos polos, entre quienes aconsejaban la “prohibición total del consumo” y entre quienes bregaban por una “legalización total del consumo de sustancias”. Consultado por La Brújula de la Mañana respecto al contexto de esta problemática, el psicólogo social y director de la ONG Vínculos, Horacio Tabares, consideró que “hay que romper esta clásica y falsa dicotomía entre quienes reclaman ‘guerra a las drogas’ y quienes ante una situación como esta abogan por la ‘legalización total’”, en sintonía con la denominada “cultura del consumo”.
Al respecto, el profesional abocado desde hace más de treinta años a la problemática de las adicciones consideró que “hay una ‘tercera alternativa’ que va más allá de ese antagonismo y que consiste en activar el protagonismo de adolescentes y jóvenes, de las instituciones intermedias de la sociedad, de asociaciones de profesionales, vecinales, fundamentalmente para activar la promoción y educación de la salud y la prevención, rescatar las experiencias de la medicina social”.
Otro aspecto está directamente relacionado con la forma de diversión de los adolescentes hoy en día. El referente reflexionó sobre este punto: “Pareciera que la única forma de divertirse es el desenfreno y el desborde”. Del mismo modo la “inducción química de la manía”, es decir, la ilusión de que tienen que estar permanentemente en actividad y en movimiento “es un combo que en su conjunto produce hechos como los que acontecieron en Costa Salguero”.
Históricamente, el tratamiento del tema llevó a simplificar la problemática en dos polos, entre quienes aconsejaban la “prohibición total del consumo” y entre quienes bregaban por una “legalización total del consumo de sustancias”. Consultado por La Brújula de la Mañana respecto al contexto de esta problemática, el psicólogo social y director de la ONG Vínculos, Horacio Tabares, consideró que “hay que romper esta clásica y falsa dicotomía entre quienes reclaman ‘guerra a las drogas’ y quienes ante una situación como esta abogan por la ‘legalización total’”, en sintonía con la denominada “cultura del consumo”.
Al respecto, el profesional abocado desde hace más de treinta años a la problemática de las adicciones consideró que “hay una ‘tercera alternativa’ que va más allá de ese antagonismo y que consiste en activar el protagonismo de adolescentes y jóvenes, de las instituciones intermedias de la sociedad, de asociaciones de profesionales, vecinales, fundamentalmente para activar la promoción y educación de la salud y la prevención, rescatar las experiencias de la medicina social”.
Otro aspecto está directamente relacionado con la forma de diversión de los adolescentes hoy en día. El referente reflexionó sobre este punto: “Pareciera que la única forma de divertirse es el desenfreno y el desborde”. Del mismo modo la “inducción química de la manía”, es decir, la ilusión de que tienen que estar permanentemente en actividad y en movimiento “es un combo que en su conjunto produce hechos como los que acontecieron en Costa Salguero”.
“Las variables del ajuste son siempre los pibes”
“Lo que ocurrió en Costa Salguero no es más que la punta de un iceberg”, concluyó Tabares sobre los hechos, argumentando que “no se trata únicamente de mostrar que las sustancias psicoactivas no dejan resquicio para que uno se salve. También es importante mostrar qué es lo que hay detrás”, haciendo referencia al papel de las “agencias narco-criminales” en tanto corporaciones, y al “capitalismo salvaje” como elemento de control social de los sectores adolescentes y jóvenes de las clases populares. Y sumado a ello el accionar de “funcionarios que por un lado declaran ‘guerra al narcotráfico’ o ‘droga cero’ pero que por otro lado hacen guiños perversos para que el festín continúe”.
“La pandemia social del consumo de sustancias tiene que ver con la lógica del mercado y no nos podemos quedar a mitad de camino”. De esta manera, corrió las bases de la discusión que vinieron desarrollando los grandes medios de comunicación que en términos generales focalizaron la cobertura sobre las características de las sustancias consumidas y el carácter temático de las fiestas electrónicas, no percibiendo ahí un problema más profundo relacionado a la “mano invisible del mercado” gestora de una “cultura consumista, individualista y narcisista” que, según su criterio, hace creer a los pibes que no es posible la diversión si no es por medio de introducir este tipo de sustancias nocivas en su cuerpo.
Por último, y más allá de las diferencias, halló un punto en común a través de su análisis entre lo que ocurrió en la tragedia de Cromañón en 2004 y la actual tragedia de Time Warp de Costa Salguero: “Diferentes espacios, otras circunstancias, disimiles causas, pero hay un hilo de sangre que unifica a las dos. La variable de ajuste son siempre los pibes, ya se traten de clase alta, media alta o de sectores sociales con más dificultades materiales o simbólicas”.
Foto: Time Warp
Escuchá la entrevista completa
“La pandemia social del consumo de sustancias tiene que ver con la lógica del mercado y no nos podemos quedar a mitad de camino”. De esta manera, corrió las bases de la discusión que vinieron desarrollando los grandes medios de comunicación que en términos generales focalizaron la cobertura sobre las características de las sustancias consumidas y el carácter temático de las fiestas electrónicas, no percibiendo ahí un problema más profundo relacionado a la “mano invisible del mercado” gestora de una “cultura consumista, individualista y narcisista” que, según su criterio, hace creer a los pibes que no es posible la diversión si no es por medio de introducir este tipo de sustancias nocivas en su cuerpo.
Por último, y más allá de las diferencias, halló un punto en común a través de su análisis entre lo que ocurrió en la tragedia de Cromañón en 2004 y la actual tragedia de Time Warp de Costa Salguero: “Diferentes espacios, otras circunstancias, disimiles causas, pero hay un hilo de sangre que unifica a las dos. La variable de ajuste son siempre los pibes, ya se traten de clase alta, media alta o de sectores sociales con más dificultades materiales o simbólicas”.
Foto: Time Warp
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